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LA META DEL HOMBRE

La meta del Hombre, el mínimo común denominador de todas sus actividades, el Principio Dinámico de su Existencia, se ha buscado durante mucho tiempo. Si esa respuesta se descubriera, sería inevitable que de ella fluyeran muchas respuestas. Explicaría todos los fenómenos del comportamiento, conduciría hacia una solución de los principales problemas del Hombre; y sobre todo, sería funcional.

Se ha descubierto tal respuesta. Es la siguiente:

EL PRINCIPIO DINÁMICO DE LA EXISTENCIA ES LA SUPERVIVENCIA.

Se puede considerar que la meta de la vida es la supervivencia infinita. Se puede demostrar que el Hombre, como ser vivo, obedece en todas sus acciones y propósitos a la orden única de: ¡SOBREVIVE!

No es un pensamiento nuevo que el Hombre esté sobreviviendo. Es un pensamiento nuevo que el Hombre esté motivado sólo por la supervivencia.

Que su única meta sea la supervivencia no significa que él sea el mecanismo óptimo de supervivencia que la vida haya logrado o que desarrollará. La meta del dinosaurio también era la supervivencia y el dinosaurio ya no existe.

La obediencia a esta orden, ¡SOBREVIVE!, no significa que cada intento por obedecerla tenga éxito invariablemente. Cambios en el entorno, mutaciones (cambio en la forma o la naturaleza de algo) y muchas otras cosas actúan en contra de que un organismo logre técnicas o formas infalibles de supervivencia.

¿Cuáles serían las características óptimas de supervivencia de los diversos seres vivos? Tendrían que tener diversas características fundamentales, que difirieran de una especie a otra, igual que un entorno difiere de otro.

Esto es importante, ya que en el pasado no se ha considerado sino de forma inadecuada que un conjunto de características de supervivencia en una especie no serían características de supervivencia en otra.

Los métodos de supervivencia se pueden resumir en los apartados de comida, protección (defensiva y ofensiva) y procreación. No existen seres vivos que carezcan de soluciones a estos problemas. Cada ser vivo yerra, de una manera u otra, al mantener una característica durante demasiado tiempo o al desarrollar características que pueden conducir a su extinción. Pero los desarrollos que producen el éxito de un ser vivo son mucho más sorprendentes que sus errores. El naturalista y el biólogo están continuamente resolviendo las características de este o aquel ser vivo al descubrir que es la necesidad, más que el capricho, lo que gobierna tales desarrollos. La charnela de la concha de la almeja, la imponente cara en las alas de la mariposa, tienen valor de supervivencia.

Las metas del Hombre provienen, pues, de la meta única de la supervivencia a través de una conquista del universo material. El éxito de su supervivencia se mide en relación con la supervivencia general de todos.